DESIGUALDAD DE GÉNERO, LA PANDEMIA PERMANENTE

Parte de la sociedad cree que en España ya no existe desigualdad de género, que la pandemia del machismo ha sido erradicada. Y en parte tienen razón. Es cierto, estamos mucho mejor que hace 40 años, pero todavía no es suficiente.

Nos quedan por delante muchos años de trabajo, y lamento comunicar, que no hay vacuna ni cura para esta epidemia.

Ya no vale hacer políticas sociales en contra de la desigualdad de género, porque es ahí donde radica este problema.

El último recurso debería ser la creación de leyes que luchen contra la desigualdad de género, no el primero. La única vacuna existente que nos puede ayudar a salir de esta epidemia de la desigualdad de género es la educación.

Es cierto que, de todos los caminos posibles, aún siendo el más costoso y largo, es el más efectivo. Debemos ser conscientes de que la educación es el único medio que puede transformar la sociedad. Tal y como decía Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo».

Nuestro deber como ciudadanos y personas es educar a los más pequeños en valores de igualdad. Ya no se trata de ética o responsabilidad, sino que es un deber moral.

Debemos dejar a un lado el populismo y la ideología política y centrarnos en el verdadero problema. Hay que abrir los ojos y no podemos mirar hacia otro lado cuando se presentan situaciones de desigualdad de género.

¿Es lógico que en pleno 2021 existan leyes que regulen la cantidad de mujeres que debe haber en una empresa?

No debería existir una legislación de este tipo. Se debería instaurar la cultura de meritocracia, que la persona más valida sea la que ocupe el puesto, independientemente de su raza, sexo, religión… Pero como he mencionado antes, la única vía posible para la concienciación de la sociedad es la educación.

Actualmente, nos encontramos ante una sociedad en la que las mujeres prefieren realizar una oposición y trabajar para la administración por seguridad, no por deseo. Seguridad de no ser despedidas en caso de quedar embarazadas, de no ser una víctima más de la brecha salarial, de no tener desventajas a la hora de promocionar. Casualmente, optan a puestos en los que lo que prevalece es la meritocracia por encima de cualquier otra cosa. Otra muestra más de la desigualdad de género.

Hay que dejar de politizar el feminismo, y tiene que empezar a ser la nueva religión. Todo el mundo debería considerarse feminista, ya que es el camino para seguir, para frenar la pandemia del machismo y de la desigualdad de género.

Finalmente, como estudiante del Master in Business Management, quiero recalcar que:

El poder y la vacuna para paliar los efectos de la desigualdad de género en nuestra sociedad, es la educación.

La educación desde pequeños, en la que no tengamos que hacer hincapié en la obviedad de que las mujeres son iguales que los hombres. Lo más importante es que las generaciones futuras no necesiten luchar por este cambio social, y sea ya algo que -lamentablemente- forme parte de la historia.

Deja un comentario