Desigualdad de género y brecha salarial

Actualmente el papel de la mujer en el mundo laboral está evolucionando positivamente y cobrando mayor importancia dentro de las empresas. Es cierto que esta evolución es progresiva, pero avanza a un ritmo todavía lento. A día de hoy, siguen existiendo desigualdades de género en el ámbito laboral, como la brecha salarial donde hombres obtienen mayores retribuciones salariales que mujeres en el mismo puesto de trabajo. Otra de las problemáticas en términos de desigualdad es el llamo ‘techo de cristal’, donde las mujeres encuentran barreras en su camino a la hora de ascender a puestos ejecutivos dentro de la empresa. A esto se le suma una precariedad laboral, con contratos temporales, trabajos a media jornada y perores condiciones de trabajo. Afortunadamente, las nuevas generaciones están mas concienciadas con temas sociales, y entre ellos la igualdad de género en todos los ámbitos. Es por ello, por lo que hay esperanza de que en un futuro próximo no se tenga que debatir sobre desigualdades de género porque ya estarán erradicadas.

El problema de la desigualdad entre hombres y mujeres proviene de siglos atrás, donde la figura del varón está sujeta al poder y la fuerza, y la figura de la mujer viene representada por la sumisión y su papel en el ámbito doméstico. Ante esta realidad, como sociedad avanzada, debemos luchar para acabar con estos sesgos y desigualdades que provocan la degeneración en la convivencia entre seres humanos.

Las mujeres ganan un 20% menos que los hombres. El 64% de las personas trabajadoras con bajos salarios son mujeres (Oxfam 2019).

Estas cifras crecen cuando hablamos de países en vías de desarrollo, donde el papel de la mujer es casi inexistente en la sociedad, y donde son tratadas como objeto de procreación, careciendo de todo derecho y posibilidad de acceso a un trabajo digno.

En 2020, sólo el 47% de las mujeres en edad de trabajar participaron en el mercado laboral, en comparación con el 74% de los hombres (Informe Naciones Unidas 2020).

Ante estos datos, y en una sociedad donde se presume de modernidad, cabe hacer un ejercicio de autocrítica y reconsiderar algunos aspectos que todavía pertenecen a una época pasada.

Debemos centrar esfuerzos, como ciudadanos de un mundo global en permanente convivencia, para cambiar esta lamentable situación que nos debilita como sociedad. Para ello es imprescindible actuar en la raíz del problema, la educación. Educar en la igualdad de género, en igualdad de oportunidades, transmitiendo valores y sin hacer distinciones.

Medidas para luchar contra la desigualdad de género laboral

  • Promover una ley de igualdad salarial, que garantice que hombres y mujeres obtendrán la misma remuneración a igualdad de puestos laborales.
  • Sancionar a empresas y administraciones que discriminen a la mujer por su condición de género.
  • Restringir los ‘techos de cristal’, para que tanto hombres como mujeres puedan promocionar dentro de la empresa sin políticas de género que lo impidan.
  • Invertir en políticas de igualdad de género tanto en la empresa privada como en la pública, con programas dirigidos a fomentar la equidad de género.
  • Retirar dinero público a empresas e instituciones cuyas prácticas sean contrarias a la igualdad de género y denigren a la mujer.
  • Implementar medidas de conciliación y limitar los contratos a tiempo parcial y de carácter temporal
  • Incrementar el número de mujeres en puestos directivos, valorando el talento, capacidades y habilidades.
  • Auditorías externas anuales que garanticen el cumplimiento de las medidas en relación a la brecha salarial, con estrictas sanciones a las empresas que se alejen de la normativa establecida.

Bibliografía y fuentes:

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