Una de las cosas que posiblemente hagamos con más frecuencia en nuestro día a día es tomar decisiones. ¿Qué voy a desayunar hoy? ¿Qué ropa voy a ponerme? ¿Qué película veo esta noche? Podemos hablar de simples decisiones o decisiones que realmente cambien el futuro de las cosas como ¿qué estudiar? ¿en qué empresa me gustaría trabajar los próximos años? Lo que todos tenemos claro es que la toma de decisiones nos lleva a realizar una determina acción y que en muchas ocasiones no tenemos claro qué decisión tomar o cómo llevarlo a cabo.
Si la toma de decisiones puede tener un gran impacto en nuestra vida diaria, imaginemos el impacto que puede tener tomar decisiones en nuestra vida laboral. Es por esto por lo que es sumamente importante tener claro cómo debemos tomar dichas decisiones, qué pasos seguir y qué debemos tener en cuenta. Entender también qué riesgos corremos a la hora de tomar decisiones y saber que el proceso que sigamos dependerá del entorno en el que nos encontremos y con quién nos vayamos a rodear nos ayudará también a tomar el camino correcto. Además, tener las herramientas necesarias para tomar una decisión además nos dará la seguridad de porqué llevamos a cabo ciertas acciones y nos ayudará a minimizar los riesgos.
Como he comentado anteriormente, debemos tener en cuenta que nuestra toma de decisiones también está influenciada y dependerá de con quienes nos rodeemos. Es por ello, que no debemos dejar pasar el hecho de que esto significa que existen varios sesgos que pueden hacer que tomemos decisiones equivocadas.
En este caso, lo más comunes son:
- La confianza en experiencias y éxitos pasados: este sesgo es bastante fácil de reconocer ya que nuestro cerebro utiliza experiencias y recuerdos pasados para basar la toma de sus decisiones futuras. Esto sin duda puede llevarnos a cometer muchos errores ya que damos más importancia a nuestra propia experiencia que a los hechos o la información.
- Exceso de confianza en nuestras suposiciones: si bien tendemos a cuestionar alternativas o ideas que puedan aportar otras personas, muy pocas veces cuestionamos nuestras propias ideas a la hora de tomar decisiones.
- Afinidad por el status quo: el status quo es la situación de algo en un determinado momento y lo que consideramos que está en equilibrio y armonía, por eso cambiar este equilibrio nos perturba y tendemos siempre a no cambiar la situación en la que nos encontramos.
- Deseo de confirmar nuestras opiniones: antes de respaldar las opiniones o alternativas de los demás buscamos siempre en primer lugar respaldar nuestra propia opinión, y si existen hechos o información que la pueda invalidar, las desechamos.
Entender que estos sesgos están a la orden del día con nuestros compañeros, amigos o incluso con nosotros mismos nos puede ayudar también a saber cómo tomar una decisión ya sea por consenso, consenso cualificado, mayoría o liderazgo directivo.
Finalmente, no debemos olvidar que lo más importante, es contar con información fiable y relevante que nos ayude a tomar las mejores decisiones. No podemos dejar que acciones que pueden suponer grandes cambios se lleven a cabo por nuestra propia intuición.
Con todo esto… ¿qué buena decisión vas a tomar tú hoy?