EL CAPITALISMO QUE SE ESCONDE EN LA SOSTENIBILIDAD

¿Es real que las empresas son sostenibles? ¿Es verdad que las empresas colaboran con entidades sin ánimo de lucro? ¿Es verdad que las fundaciones tienen el sentido del buen hacer? ¿Es verdad que los hechos de las empresas se reflejan en la sociedad?

Tras la Segunda Guerra Mundial, el respeto a la propiedad privada norteamericano hizo que se instaurase en los países avanzados el régimen capitalista, cuyo fin no es más que la recompensa por el esfuerzo y el trabajo. Bien, he aquí la definición base. ¿Pero? ¿Qué pasa con los que quedan fuera del sistema? ¿Qué ocurre cuando el sistema capitalista no tiene un rol para una persona? No es nada nuevo que las entidades gubernamentales tiendan a la prestación de ayudas y destino de fondos públicos a la elaboración de un sistema de apoyo para las personas que no pueden soportar el funcionamiento de este sistema, pero en la mayoría de las ocasiones no es suficiente. Aquí entra el rol de la propiedad privada y del capital privado: las empresas. Las empresas juegan un rol determinante en no dejar a nadie atrás, su compromiso es férreo, el mismo que las hace, en parte sostenibles. La empresa cuyos fondos soporten donaciones con fondos benéficos, fundaciones a su nombre normalmente, son empresas que también son sostenibles y que, colaboran en parte con aquellos sectores de la sociedad que no están integrados en el régimen capitalista. 

Según un estudio del IBM, las empresas sostenibles son las preferidas por los consumidores, y sostenibilidad, aunque no implica mantener una fundación, implica el simple hecho de colaborar. Entonces, la pregunta la consideraría como sustanciosa; ¿las empresas de capital privado colaboran por favorecer su propio prestigio e imagen de marca? ¿Habría el mismo número de donaciones si éstas fuesen anónimas? He aquí donde la fe humana se hace papel mojado. Considero que el número de donaciones disminuiría considerablemente y aunque la fe mueva montañas sin capital la montaña no se mantiene. Hemos de fomentar aspectos donde la hipocresía de las empresas no exista y de ésta forma no existirá en la sociedad ya que la última es el fiel reflejo de las primeras, tal y como se ha demostrado. 

Por tanto, las empresas deben seguir colaborando con entidades propias o ajenas, siempre que lo hagan porque sientan en ellas el deber de colaborar con la sociedad y no porque la creación de marca supere el poder del buen hacer de la especie humana. Debemos hacer no una sociedad más justa sino más equitativa y poder ofrecer a las personas que los necesitan los recursos necesarios, sean públicos o privados, pero hacer una sociedad más equitativa debe ser una de las principales prioridades de la sociedad para poder así, crecer como Humanidad.

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