¿Puede el capitalismo luchar contra la desigualdad?

Si ya de por sí era complicado enfrentarnos a la incertidumbre del día a día, con la llegada de la pandemia lo es aún más, y si encima perteneciéramos a un grupo que está en riesgo de exclusión social, las dificultades que podríamos encontrar se multiplicarían de una manera exponencial.

Las crisis llegan en los momentos más inesperados y hace que la brecha social se haga cada vez más grande, ya que refuerza el papel del pobre, dejándolos con menos recursos de los que ya tenían, y del rico, que encuentra en esos momentos de debilidad una gran oportunidad de inversión haciendo más grande su fortuna.

¿Puede el capitalismo dar respuesta a esta desigualdad?

Cuando hablamos de capitalismo nos referimos a este como un sistema que es utilizado por un gobierno, al cargo de una nación, basado en la privatización de todo lo referente a la economía de dicha nación. Esto significa una desigualdad social aún más notable pues solamente las personas tanto físicas como jurídicas con poder adquisitivo por encima de la media, lo cual conforta un porcentaje de la población más bien escaso, puede emplear sus medios para invertir y con ello sacar más beneficio aún del que ya tiene. Esto es directamente proporcional a la disminución de posibilidades de las personas con un poder adquisitivo inferior o nulo debido a que la privatización de los medios hace imposible que una persona sin capacidad pueda optar a ello viéndose obligada a recurrir a los medios públicos y gratuitos que son totalmente contrarios a lo que el sistema capitalista nos impone.

Un posible cambio que se le podría aplicar a un sistema capitalista para que se redujera la desigualdad social sería que fuera “capitalista en parte”, es decir, no reducir la posibilidad de emprender y crear una entidad privada para lucrarse pero permitir que las necesidades básicas sean absolutamente públicas para que todo el mundo, tenga el nivel económico y social que tenga, pueda acceder a ellas. Siempre que haya un control en las necesidades básicas donde todo el mundo tenga la oportunidad de “ir al médico” o “ir a la escuela” sin que haya ningún inconveniente, no hay un motivo claro por el cual, a partir de ahí, no se puedan instaurar entidades privadas con las cuales lucrarse y que la persona que tenga la capacidad tanto económica como intelectual de emprender lo haga.

Un dato importante para añadir a este último punto sería un sistema de impuestos equitativos a la renta de cada persona, para reducir aún más la desigualdad, porque en diversos países por el hecho de mantener a las grandes empresas en el mismo, se le reducen los impuestos para que se sientan cómodas y se queden en ese país, cuando el resto de la población se ve obligada a pagar unos impuestos, que aunque son los correspondientes, son sin duda injustos en comparación con lo que se ve obligado a pagar una empresa de esta índole.

El capitalismo debe cambiar en base a la situación del país y el compromiso de las empresas debe ser cada vez mayor, ya que su labor es fundamental para que un sistema capitalista pueda dar respuesta a la desigualdad.

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