En el siglo XXI, en occidente, el tiempo es calificado por un porcentaje elevado de profesionales como un "bien escaso". Con frecuencia, las jornadas laborales de muchas personas finalizan con sensaciones negativas que se verbalizan en frases como: "hubiera precisado unas cuantas horas más; no he hecho todo lo que había marcado realizar; he corrido todo el día y no he avanzado; no sé en qué se me ha ido el tiempo, etc.".
Estas percepciones y las situaciones reales que las generan, acaban repercutiendo negativamente en la eficacia de los profesionales que las experimentan, afectando, si se prolongan en el tiempo, a la rentabilidad de la empresa y a la salud de sus trabajadores.
Una adecuada gestión del tiempo es una habilidad con la que no se nace, sino que se aprende y se desarrolla aplicando ciertas técnicas y tácticas que, si bien no consiguen que nuestro día tenga más de 24 horas, sí que contribuyen a que alcancemos los objetivos profesionales y personales que nos hemos marcado en los plazos establecidos.
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