Pasar al contenido principal

ESIC News

Valencia Campus
Octubre 2018

Bárbara Luque y su experiencia como voluntaria de MÁS ESIC

Publicado por: Institución
Bárbara Luque y su experiencia como voluntaria de MÁS ESIC

Extrovertida y resuelta, siempre ha sentido la necesidad de colaborar para lograr un mundo mejor. Para ella, “ayudar es vital”. El voluntariado internacional era una opción que le permitiría desarrollar sus inquietudes en el ámbito de las labores sociales y decidió que Camerún sería su destino. Así es Bárbara María Luque, estudiante de 2º de Comunicación en ESIC Business & Marketing School.

¿Qué te impulsó a participar en MÁSESIC?

La principal razón me la dieron mis amigos. Algunos de ellos habían realizado labores de voluntariado anteriormente y conocer sus experiencias me conmovieron y me empujaron a plantearme seriamente esta opción. Además, MÁSESIC me ponía al alcance de la mano esta oportunidad y no podía dejarla escapar.

Existen también muchas actividades de voluntariado a nivel local. ¿Por qué decidiste participar en una acción que tenía lugar en un país tan diferente y lejos de tu hogar?

Me apasiona viajar y adentrarme en culturas diferentes a la mía. Sé que se necesita ayuda en Valencia, España y en cualquier otra parte, pero consideraba que acudir a un país en vías de desarrollo donde sus condiciones de vida son muy precarias iba a ser un choque cultural que necesitaba experimentar para darme cuenta de lo que tengo y crecer como persona.

Bárbara en Camerún

¿Qué sentiste cuando viste la realidad del lugar? ¿Qué es lo que más te impactó?

Cuando vi como convivía la gente me di cuenta de que ellos intentan sobrevivir, no vivir, y el sentimiento que me provocó fue de frustración, por no haberme dado cuenta hasta entonces que no he sabido agradecer todo lo que mis padres se han sacrificado para darme lo que he querido. Pero por otra parte sé que tenía que estar contenta porque ellos son felices con lo que tienen.

Lo que más me impactó fue su estilo de vida y su cultura, ya que es muy diferente a la nuestra. Es un país en el que tienen muy presente la religión, la familia es su pilar fundamental, y además son conservadores, sobre todo en el machismo.

¿Qué funciones desempeñabas, cuál era tu labor?

Yo estuve en un colegio de primaria con niños de entre tres y seis años. Mi labor era enseñarles matemáticas y gramática en inglés, porque allí el idioma más hablado es el francés. También les enseñé un poco de español, como los números o los colores. Y a parte de estar en el aula, en los recreos organizábamos juegos con juguetes que habíamos comprado en España. Jugábamos a la comba, al fútbol, a pintar… Fui con dos chicas, Lucía y Noelia, y dos chicos, Jota y Diego. Estoy muy agradecida de haber podido compartir esta experiencia con ellos y por el equipo que hemos llegado a formar de voluntarios y amigos. Son gente muy activa que hicieron del viaje una experiencia más bonita.

La estancia en un país como Camerún no es sencilla. Habría momentos complejos y difíciles ¿Cómo los superabas?

Yo no definiría los momentos como difíciles, sino como diferentes. Soy una persona que se adapta rápido a los cambios e incluso disfruto haciéndolo. Por ejemplo, para ducharnos con agua caliente teníamos que utilizar cubos. Al llegar nos perdieron las maletas durante dos semanas, y solo llevaba conmigo una maleta de mano en la que tenía un juego de ropa interior, la bolsa de aseo y algo de ropa. Al vivir esa experiencia, me he dado cuenta de que se puede estar con lo mínimo, aunque sea duro.

Has ayudado a mucha gente que tienen muchas carencias. ¿Qué sentías? ¿Notabas su agradecimiento?

Sin duda alguna. Todas las mañanas que llegaba a clase y los niños me veían entrar por la puerta venían corriendo a abrazarme y a saludarme. Cuando hacían ejercicios y los tenían correctos les daba una pegatina como recompensa, y es algo a lo que no estaban acostumbrados. Recuerdo cómo se aplicaban para hacerlos rápido y bien y poder escoger la que quisiesen. Y las profesoras con las que contábamos también nos agradecieron nuestra estancia allí. Nos dijeron que ojalá volviésemos otra vez.

¿Cómo animarías a los jóvenes que están pensando en realizar un voluntariado?

Les diría que es una experiencia que tienen que vivir y ver con sus propios ojos, porque por mucho que relate mi experiencia, hay que llevarse el recuerdo y la sensación de felicidad que te aporta. Y, sobre todo, hacerlo cuanto antes, porque son oportunidades que ahora que somos jóvenes podemos aprovechar con mayor facilidad.

¿Repetirás? ¿Irías al mismo destino?

Repetiré. Primero iría a otro país, y a ser posible de otro continente, porque como he comentado anteriormente, me gusta conocer culturas y costumbres diferentes y ver hasta qué punto puedo ayudar. Por supuesto, me gustaría regresar a Camerún, por poder volver a ver a las personas con las que creamos un vínculo muy fuerte. Es un lugar donde la gente es muy educada y agradecida.