Redes sociales y consumidores de más de 65 años: ¿Condenados a entenderse?

Hoy en día, componen una cifra muy elevada aquellas personas mayores de 65 años que cada vez utilizan con mayor frecuencia los teléfonos móviles para actividades de entretenimiento como pueden ser las redes sociales. Concretamente, un 44% de ellos hacen uso de estas redes, específicamente Facebook y WhatsApp son las más aprovechadas. Dicha acción se justifica en algunos casos por ser el medio para combatir la soledad que algunos de estos adultos sufren en su día a día y tratan de calmarlo con la conectividad a internet como herramienta para acercarse a la comunicación con su entorno.

Dicha información es fruto de un estudio que recoge los resultados sobre “La soledad de las personas mayores”, siendo elaborado por la “Asociación Servicios Integrales para el Envejecimiento Activo” (SIENA).

Los datos recogidos afirman que se está deshaciendo cada vez más el salto digital correspondiente a la edad de los ciudadanos, debido principalmente a la incorporación de las personas mayores de las redes sociales en su vida cotidiana.

Esta brecha digital que se encuentra disminuyendo actualmente, ha sido destruida adicionalmente en consecuencia de la facilidad que existe para el manejo de los móviles modernos y tablets. E incluso se han llegado a fabricar ciertos dispositivos con una adaptabilidad específica para las personas de la tercera edad, con el fin de promover una experiencia de uso mucho más fácil y dinámica.

En la siguiente imagen podemos observar un gráfico a fecha de enero de 2020 representativo de la audiencia de Facebook respecto a los diferentes rangos de edad. Haciendo referencia al segmento de la tercera edad podemos afirmar que el porcentaje de su público (4,1%) es muy similar al indicado en el rango de edad de 13 a 17 años (5,6%), donde estos jóvenes ya presentan capacidades e intereses muy altos respecto al uso del social media.


Imagen 1: Audiencia de Facebook por rangos de edad

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Así mismo, podemos añadir que nuestros seres queridos de edades más avanzadas tuvieron una época con mayores dificultades técnicas de uso de estas tecnologías. Pero en la actualidad, se ha otorgado un uso muy sencillo e intuitivo a dichas personas.

Y, haciendo referencia a la frase enunciada en el título, podemos afirmar que existe cierta obligación progresiva hacia la utilización de estos medios para el segmento mencionado, pero podríamos omitir la palabra condena ya que son muchos otros los beneficios que pueden ser experimentados. La mayoría de las actividades en redes sociales de este grupo de la población son la observación y seguimiento de publicaciones, lectura de las noticias u obtención de información de interés en dichos medios. Esta última idea, la relacionamos con el E-commerce, un cambio de hábito innovador cada vez más presente en nuestra sociedad que ha posibilitado la venta y adquisición de productos como ropa o material para el hogar desde las mismas redes sociales.

Existen diversas investigaciones que afirman el uso habitual por parte de este público objetivo de las redes sociales. Un centro de estudios localizado en EEUU, conocido como Pew Research, destaca la cifra de más de 39 millones de miembros de Facebook, Twitter y Skype mayores de 65 años (hasta mediados del 2019).

Las redes sociales en el S.XXI han dejado de entender de edades, de diferencias culturales o del rango adquisitivo de cada uno. Por ello mismo, debemos normalizar de forma progresiva que dicho segmento establezca un uso habitual de las redes sociales, y a la vez tratar de fomentar la facilidad integrada en sus procesos, otorgada por las empresas tecnológicas y de aplicaciones informáticas.

Son muchas las utilidades que ofrecen las redes sociales, pero además existen algunos beneficios que se desarrollan más allá de su entretenimiento, aportando valor en muchos casos sobre la resolución de problemas sociales/personales o ayudando a mejorar la salud y calidad de vida del grupo de personas nombrado.

A pesar de la ligera dificultad que puede llevarse a cabo en el entendimiento con dichas plataformas, encontramos otros beneficios como la potencialidad desarrollada en la actividad mental de un adulto de la tercera edad. Y, simplemente la propia tarea de descubrir la forma de uso, buscar e informarse de las prestaciones, contactar con otras personas, desarrollar lectura y escritura en cada dispositivo, o interaccionar con los demás, supone una forma de ayuda a la eficiencia cerebral evitando en muchos casos llegar a contraer enfermedades como la demencia.

No obstante, respecto a dicha cercanía arriesgada o dificultosa hacia las redes sociales, debemos destacar otros factores a favor como el aumento en la capacidad de razonamiento al prestar atención y analizar los contenidos públicos; o el fomento de las relaciones (“estrechar lazos”) con los familiares y amigos que a corto plazo no puedan ver de forma presencial. Porque a pesar de preferir indudablemente el contacto físico con tus seres queridos, la interacción desarrollada en redes sociales mediante llamadas o incluso vídeo, supone un componente muy valioso y sentimental para la persona. Esta prevención de la soledad posibilita al individuo poder ver a su familia ayudando de este modo a reforzar la importante actitud de la autoestima.

Adicionalmente, apreciamos otro aspecto muy ventajoso en la estrecha relación con las redes sociales de este grupo. Es el caso del aumento en el ocio, cuyo motivo principal es el interés hacia diferentes comunidades o grupos diversos, a los que una persona puede integrarse, y desarrollar planes con cierta motivación en sus entornos más deseados (grupos de excursiones, cursos de aprendizaje, equipos de deporte, actividades culturales, descubrimiento de amistades/parejas…).

Bibliografía:


[1] https://blog.hootsuite.com/es/125-estadisticas-de-redes-sociales/

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