La evolución del capitalismo

En el On the Edge II se trató un tema muy de actualidad y que tiene una gran importancia a día de hoy, la tendencia hacía un nuevo modelo de capitalismo.

El capitalismo tiene origen en la edad media, cuando, por la necesidad de comerciar unos habitantes con otros, crearon el capitalismo comercial. Este capitalismo dio solución al sistema en el que cada individuo producía un producto y necesitaba comerciar con sus vecinos para conseguir otro tipo de productos, necesarios para vivir, mediante las transacciones. 

Con la llegada de la revolución industrial, surgió un nuevo capitalismo para adaptarse a la nueva situación donde la producción en masa aseguraba una alta producción de muchos productos. Este capitalismo es el capitalismo industrial.

Después de la Segunda Guerra Mundial el capitalismo cambió hacia un capitalismo financiero y éste ha perdurado en la sociedad hasta la actualidad. En el siglo XXI se esta produciendo un gran cambio social que esta haciendo que este capitalismo no funcione, por ello se esta evolucionando hacia un capitalismo más social o humanista.

Para que este cambio en el capitalismo se produzca de manera rápida y eficaz, además del compromiso de todos los gobiernos, es importante el compromiso de las grandes empresas mundiales. Estas empresas deben comprometerse media cambios en sus políticas ambientales y sociales, modernizando estas políticas y adaptándolas a las necesidades de la sociedad actual.

Actualmente la sociedad esta evolucionando hacia un consumo más sostenible. Este cambio esta obligando a las empresas a, no solo mirar por el producto al que más beneficio pueden sacarle, sino, a crear productos que, aun siendo menos rentables para ellos, sean productos sostenibles. Este cambio en la producción u obtención de materias primas tiene un gran coste para las empresas, pues en muchos casos, deben cambiar grandes líneas de producción.

Este enfoque puede verse desde otro puntos de vista. Las empresas que realicen con mayor rapidez y de una manera más eficiente estos cambios, se colocarán como líderes en la venta de productos sostenibles y con ello conseguirán unos beneficios muchos mayores a la inversión realizada. En cambio, una empresa que tarde más en realizar estos cambios, se encontrará con un mercado en el que ya hay fuertes competidores y donde le costará más hacerse un hueco.

Actualmente, en España, el 76% de las personas ya prefiere pagar un precio más elevado por un producto que sea sostenible en detrimento de otro que con las mismas características no lo sea. Este dato es muy significativo, pues, las personas ya no solo miran el precio de un producto sino, también miran que la fabricación de este producto se haya realizado mediante un procesos sostenible.

Dentro de la sociedad, las personas jóvenes son las que más buscan comprar un producto sostenible. Esto se debe, a que la generación millennial ha sido educada de una forma diferente a sus padres, y desde pequeños se les ha inculcado la importancia de preservar el medio ambiente y de mirar por el bien de la sociedad no solo por el beneficio.

Todos estos cambios sociales han hecho que se cree un nuevo concepto de consumo, la consumocracia. Este concepto promueve un consumo responsable y consciente y valida que un producto o servicio ha sido obtenido de una forma sostenible. De la mano de la consumocracia esta la compra inteligente. Durante el siglo XX esta compra solo dependía de dos conceptos, calidad y precio, pero son el cambio de la actual sociedad a estos dos conceptos se les ha añadido un tercero, la sostenibilidad. Ahora ya no solo vale fijarse en la relación calidad precio para elegir el mejor producto del mercado. Muchas veces elegimos un producto con mayor precio o menor calidad si este producto es sostenible. 

En mi opinión, este cambio social tan fuerte que se esta produciendo es fundamental para preservar el planeta. Sino se consigue realizar este cambio en un periodo corto de tiempo, destruiremos tanto el medio ambiente que será imposible volver a reconstruirlo. Creo que vamos por la dirección correcta, pero todos los países y empresas deben trabajar juntos para intentar conseguir que todos los productos y servicios que se creen a nivel mundial se hagan de la forma más sostenible posible.

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