Por qué los buenos líderes toman malas decisiones

Todos conocemos el caso de un buen líder que, de repente, toma una mala decisión. No parece estar motivada por nada en concreto, y en muchas ocasiones puede incluso ir en contra de su personalidad. En muchas ocasiones, esa persona acabas siendo tú. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuáles son los factores que nos están afectando para tomar estas malas decisiones?

La toma de decisiones es una actividad cognitiva proveniente del pensamiento tanto racional como irracional. Por ello, la personalidad y la experiencia influencian cómo las personas toman decisiones. Esto puede suponer tanto un obstáculo como una ventaja dentro de este proceso.

Algunos de estos factores por los que nos vemos influenciados se denominan sesgo cognitivo. Los sesgos cognitivos son aquellos patrones que tenemos durante la toma de decisiones que difieren de lo predecible y que tienen mayor peso que la lógica, según Daniel Kahneman y Amos Tversky. Normalmente, somos totalmente inconscientes de cómo estos sesgos pueden afectar nuestro juicio.

Los sesgos cognitivos que nos pueden afectar son muchos y variados. Sin embargo, hay un sesgo que suele afectar a todas las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida, y que no sabemos gestionar correctamente: la presión que ejerce el tiempo en ellas.

La falta de tiempo

En un mundo con tiempo infinito, pensaríamos cautelosamente nuestras opciones y buscaríamos la información necesaria para tomar una decisión óptima a través de un proceso lógico. Sin embargo, el hecho de que tengamos este recurso, el tiempo de forma limitada hace que cambiemos nuestros procesos racionales por procesos intuitivos.

Según un estudio de Kocher y Sutter (2004), que hicieron una simulación controlada de un juego de suma cero, los individuos participantes a los que se les exigía tomar una decisión rápida, bajaba la calidad de su proceso de toma de decisiones y disminuía con ellos los resultados que obtenían frente a los individuos a los que no se les exigía tomar una decisión de forma inmediata.

El tiempo no es oro, el oro no vale nada. El tiempo es vida

José Luis Sampedro

Esto es debido a que, cuando nos encontramos en estas situaciones, tomamos atajos mentales que nos permiten tomar decisiones eficaces cuando no tenemos los recursos necesarios (en este caso el tiempo) para seguir un proceso lógico. Además, es probable que la percepción de esta falta de tiempo pueda afectar a la calidad del proceso de toma de decisiones. En el experimento anterior, los individuos que creen que no hay prisa con que decidan acaban tomando decisiones más racionales que aquellos que piensan que no tienen suficiente tiempo, aunque ambos grupos en realidad tenían la misma cantidad de tiempo para tomar esa decisión.

Esta falta de tiempo puede tener algunos efectos positivos. Puede evitar tomar una mala decisión

Aunque esta presión tiene en general connotaciones negativas, puede tener efectos positivos en las organizaciones. Pueden motivar a los directivos a tomar decisiones y a avanzar. En este tipo de entornos, aunque es importante considerar todos los factores relevantes para tomar una buena decisión, el tiempo que requiere puede estar mejor utilizado en desarrollar la decisión tomada. Es por ello que limitar el periodo de tiempo disponible para tomar una decisión ayuda a que dicho tiempo se vaya a dedicar de forma exclusiva al proceso de toma de decisiones, con lo que puede resultar en un proceso más rápido y efectivo que si no hubiera existido dicho límite.

Hay algunas formas de lidiar con la falta de tiempo. Por ejemplo, definir claramente cuál es la decisión a tomar y cuáles son los factores más importantes para la evaluación de alternativas puede reducir la sobrecarga de información. Los atajos mentales o la intuición también son formas válidas de llegar a una decisión, pero es importante ser consciente de que se han utilizado y a posteriori analizar si ha tenido un efecto positivo o negativo en la decisión.

Para finalizar, el tiempo es uno de los recursos más importantes de los que disponemos. Por ello, debemos aprender a gestionarlo si no queremos acabar tomando malas decisiones, aunque seamos unos líderes excelentes.

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