BEEF al sistema descentralizado

<< Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social >>. Artículo 14 de la Constitución española.

Aunque el artículo no especifica nada sobre la posible desigualdad a la hora de recibir un trato diferente respecto a un servicio prestado por la administración (administración que no distingue en función de ningún tipo de variable salvo de localización), es posible sobreentender que un estado que se proclama como social y democrático de derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, no deba dar un trato desigual dentro de sus fronteras.

Si amigos, hablo de necesidades básicas como la calidad de los servicios, la educación o, incluso, la sanidad. Durante esta pandemia ha sido posible comprobar de primera mano, como las 17 autonomías de España han respondido de formas tan diversas y opuestas. En Madrid, por ejemplo, se propuso como hospital de campaña el recinto de IFEMA, incluso se creó un hospital para hacer frente al COVID-19 (Hospital Zendal). En contraposición, Andalucía, en la segunda y tercera ola de esta pandemia llegaba a límites insospechados sobre la disponibilidad de respiradores o camas en los hospitales. 

Porque, ¿es posible reivindicar el derecho de autodeterminación de una autonomía concreta (Cataluña o País Vasco) y, sin embargo, no es bien recibido la crítica al estado descentralizado? En este sentido, debemos “copiar” o incluso mejorar modelos de Estado que tienen países tan icónicos o respetables como Suecia, Noruega o Reino Unido.

Si bien, es cierto que las autonomías han cumplido un papel relevante a lo largo de la historia de España, en concreto a partir de 1978, cuando se instauró el régimen Constitucional que impera hoy en el actual panorama español. No obstante, no es posible mantener un mismo modelo a lo largo de 40 años, ya que la sociedad evoluciona, las leyes cambian, la tecnología mejora y los ciudadanos tenemos nuevas necesidades. 

Puesto que estamos desarrollando un máster de empresa, permitidme hacer una metáfora con el ciclo de vida y la posible extinción de una sociedad (cualquiera) cuando algo no funciona dentro de ella. 

Si tomásemos como referencia el sorpaso del gasto sobre el PIB español y lo transformáramos en la superación de los gastos a los ingresos dentro de la cuenta de pérdidas y ganancias, lo primero que se debería hacer es averiguar por qué se está produciendo, analizando cada una de las posibles causas. Por añadidura, si somos capaces de apreciar que dentro de una empresa se esta dando un trato diferente a dos empleados o que se esta percibiendo un salario diferente por dos personas que tienen la misma categoría laboral y el mismo puesto y rol, se debería incluso denunciar tal hecho, para que posteriormente, el responsable cumpla por la ilegalidad cometida. 

Pues bien, la situación autonómica del Estado español se asemeja mucho a la situación empresarial descrita anteriormente. El gasto de las autonomías, la mala comunicación, las diferencias en los múltiples estatutos de autonomía, así como las disimilitudes en la división del presupuesto para cada autonomía, han provocado que este sistema se convierta en un modelo arcaico y poco útil, algo que desecharía cualquier empresa.

Por todo esto, se debe salvaguardar la igualdad de todos los españoles, sin distinción de ningún tipo y menos aún, por el simple hecho de haber nacido en una autonomía u otra. 

Deja un comentario