crisis: un entorno favorito

A nadie nos gusta vivir una situación de crisis, y más cuando no conocemos de qué se trata y no tenemos solución para ello. Se genera miedo, incertidumbre, ansiedad. Algo parecido hemos vivido con la COVID-19, pero a diferencia de una situación de crisis corriente, éste era un problema de todos y no nos encontrábamos bajo el aspecto más importante de una crisis: estar solo ante ella. 

La ansiedad es uno de los ingredientes que afecta a la resolución de una crisis, aunque también lo hace el respaldo de otras personas con las que estemos ante ella, así como el conocimiento que tengamos en el campo con el que tenga que ver la situación. 

Cada día, las situaciones de crisis son más inciertas ya que el cambio continuo genera este tipo de situaciones, por ello debemos normalizar las situaciones de crisis para estar preparado y tener la capacidad de generar una respuesta rápida y efectiva para la solución de la misma. Por ello, cuando la situación de crisis no sea una situación enemiga y se convierta en una oportunidad para aprender por la que haya que pagar un precio, la crisis empezará a ser algo nuevo, algo normalizado y algo que nos permita aprender y avanzar. 

Por lo tanto, ante situaciones de crisis hay ingredientes indispensables para que, la resolución de esta tenga éxito. La toma de decisiones, un equipo sólido y fuerte así como un líder que sepa mantener la calma y no fomente el pánico, ya que bajo control, las decisiones son más acertadas y es en base a ellas como se va a resolver la crisis. Todo en un conjunto permite que la situación de crisis sea mínima, reducir su impacto pero aprender a la vez de la experiencia que ha generado. 

Por consiguiente, en una situación de cirisis se debe ir hacia la misma dirección, bajo el control de un buen líder dispuesto a pagar cierto precio por la resolución de la crisis, así como generar cierto aprendizaje sobre el contexto en el que se ha encontrado el equipo. Normalizar estas situaciones y generalizar el impulso de crisis-solución permitirá tanto a la sociedad como a las empresas a minimizar los impactos sobre la crisis en la vida de las personas, fomentando el bienestar de las posibles personas afectas. 

En conclusión, como en todo, en la situaciones de crisis se prentende salir de ellas sea como sea, pero lo cierto es que hay que hacerlo con el tiempo y calma suficientes para ejecutar las decisiones precisas, generando así un camino hacia la recuperación y aprendizaje sobre la situación vivida. No vale de nada vivir una crisis sin aprender cual ha sido el contexto y medidas justas para abandonar el estado.

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