LA REDUCCIÓN DE LA DESIGUALDAD COMO MOTOR DE CRECIMIENTO

¿Es la desigualdad, problema solo de las personas que la padecen? ¿Quién forma parte de la solución? ¿Somos conscientes de la cantidad de personas en el mundo que se encuentran en situación de desigualdad?

Hoy en día hay más de 700 millones de personas en el mundo que acaban su día sin haber cubierto sus necesidades nutricionales básicas, es decir, que se acuestan sin haber comido lo suficiente como para nutrir su cuerpo.

Podemos pensar que este dato pertenece a países en vías de desarrollo, pero es lo que les sucede a más de 5 millones de personas en nuestro país, España.

Tal y como indican las cifras publicadas en el Instituto Nacional de Estadística, el 10% de la población manifestó llegar a fin de mes con “mucha dificultad” en 2020; el 35,4% no tuvo capacidad para afrontar gastos imprevistos; y el 34,4% de la población no se pudo permitir ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año.

Pero, el problema no acaba aquí, ya que miles de niños nacen en familias con dificultades, y crecen en entornos donde la desigualdad no solo es económica, sino que se extiende a todos los ámbitos de la vida de la persona: social, laboral, académico, etc.

Si un niño, que a sus 8 años solo se debería de preocupar por jugar, estudiar, aprender, y formarse como persona, no tiene comida en el plato al llegar del colegio y sabe que sus padres tienen dificultades económicas, esto puede afectar a sus relaciones, desarrollo tanto emocional como psíquico, etc. En este punto interviene la sociedad, que ha de dar soporte no solo económico a estas familias, sino también emocional y de acompañamiento, ya que lo importante no es ofrecer dinero a las familias que lo necesitan, sino darles oportunidades de empleo para que ellos mismos tengan las herramientas para conseguir los recursos económicos.

Cabe mencionar también el papel del gobierno, que deberían de estudiar implementar más medidas de redistribución de renta, con mayores prestaciones públicas y medidas impositivas progresivas, lo que ayudaría a lograr un cierto acercamiento a la igualdad de oportunidades para todas las personas. Esto en ningún caso supone que las ayudas y aportaciones sean únicamente lo que puede hacer el gobierno, ya que les queda por realizar un trabajo indispensable de apoyo, soporte y acompañamiento a todas aquellas familias que luchan día a día por seguir adelante, pero, que por la situación laboral actual, no pueden llegar a cubrir sus necesidades básicas.

Por todo ello, es imprescindible poner en el punto de mira el problema de desigualdad social que tenemos en nuestro país, ya que es trabajo de todos luchar por la igualdad de oportunidades educativas para los jóvenes, que, a pesar de pertenecer a una familia con dificultades económicas y sociales, tengan el mismo derecho a formarse y aprender, para tener oportunidades labores que les empujen a trabajar y a salir de su situación de desigualdad.

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