El equipo contra las crisis

Gracias a Esic hemos tenido la oportunidad de disfrutar de un curso de Harvard sobre manejo de crisis. Este curso personalmente me ha aportado un punto de vista diferente sobre las crisis, y sobre cómo afrontarlas.

Para empezar, quiero destacar la importancia, de, como líderes, en el momento que identificamos que nos encontramos en una crisis, transmitir tranquilidad a nuestro equipo, y a nosotros mismos. Comenzar afrontando la crisis no como una época difícil, o un cúmulo de situaciones negativas, sino como una situación de cambios y pivotes, de la que se puede salir, y la cual siempre viene de la mano con un aprendizaje, y con una serie de lecciones que esta situación te enseña.

La inclusión del equipo en el proceso es francamente importante. Como líderes, tenemos la necesidad de transmitir el mensaje a nuestro equipo, de que, si todo el equipo rema en la misma dirección, hay más probabilidades de salir de este conflicto de la mejor manera posible, y en el menor tiempo posible, reduciendo así sus consecuencias.

Características y habilidades como empatía, serenidad, comunicación, y el saber encajar el error, son necesarias para afrontar una crisis de la mejor manera posible.

Como equipo, la totalidad de este debe sentirse incluido dentro del proceso de toma de decisiones, y animar personalmente a todos ellos, es una manera de conseguirlo.

Algunas iniciativas relevantes como equipo para combatir estas situaciones son:

  • Reuniones periódicas
  • Rondas semanales de revisión de la situación
  • Ante nuevos errores, búsqueda común de soluciones, teniendo en cuenta todos los puntos de vista de los integrantes del equipo
  • Ante situaciones favorables, análisis de qué se ha hecho bien, y felicitar a la totalidad del equipo

Para concluir, claro que es importante conocer cómo gestionar uno mismo las crisis, afrontar los cambios, y mejorar en todos los aspectos personales para conseguirlo, pero sin una integración total del equipo, sin unas metas fijas claras para todos los integrantes, y sin una estrategia de motivación de los miembros y una estrategia de comunicación fluida y abierta entre todos, la gestión de una crisis se transforma en un proceso arduo y complejo, dificultando la consecución de los objetivos.

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