NO ES SOSTENIBLE NO SER SOSTENIBLE

El viernes 31 de enero, tuve el placer de acudir a la conferencia “Alimentación y Envejecimiento de la Población” en ESIC Business and Marketing School. Intervinieron Cruz Martínez Rosillo, nutricionista-dietista, Rafa Juan, CEO de Vicky Foods, y la moderadora Raquel Davó, coach ejecutivo y consultora.

Abordaron algunos temas relacionados con la alimentación como el aumento de la población y envejecimiento, la sostenibilidad, la educación nutricional y la innovación en la cadena alimenticia. Me resultaron unas disertarciones muy potentes e interesantes y por ello las comentaré a continuación dando mi propia opinión sobre ellas.

Según la especialista en nutrición vamos a convivir en una sociedad envejecida, “un cuarto de la población mundial estará envejecida en 2050”. ¿Cómo podemos conseguir crear sistemas alimenticios que puedan dar respuesta a esta situación?

Esto me hace reflexionar sobre el tema. Si en el 2050 un cuarto de la población será más mayor, y nacen más de los que mueren, aumentará la población mundial. ¿Cómo abastecer a toda esta población? Y sobre todo, ¿Cómo hacerlo de forma sostenible y saludable? 

Estamos explotando los recursos que tenemos. Del mismo modo que las industrias alimenticias quieren aumentar sus beneficios, los agricultores buscan la productividad de sus cultivos. Si hay más demanda de productos, la presión por conseguirlos es mayor, lo cual da lugar a ir consumiendo los recursos que nos da la madre naturaleza. ¿Cómo hacer que no perjudique al sistema? A lo mejor deberíamos limitarnos a aprovecharnos de los recursos que nos da nuestra zona autóctona y cuándo la estación nos lo permite. Nos empeñamos en comer melón en invierno y naranjas en verano. Y si nuestra tierra no nos lo proporciona cambiamos su alcalinidad hasta conseguirlo, o bien recurrimos a otros países para importarlo agotando sus cultivos.

Como decía Rafa Juan, tenemos que trabajar en la eficiencia de los procesos, utilizar más energías renovables, minimizar el consumo y generar más consumo de productos autóctonos. “Es un tema de cultura. España es de los primeros productores mundiales”, afirmaba el director ejecutivo de Vicky Foods. 

Una educación hacia la sostenibilidad

Debemos transformar la educación, tanto en la salud como en la elección de los alimentos, y sobre todo en el consumo responsable. Hay una problemática sobre el tema de los plásticos, los utilizamos diariamente y los encontramos en todas partes: en los envases de productos, en los ingredientes de cosméticos, en los materiales de construcción, en el textil de la ropa… Según Greenpeace cada año llega a mares y océanos el equivalente en basura a hasta 1.200 veces el peso de la Torre Eiffel. Solo el 30% de los plásticos se reciclan en España siendo que una botella de plástico tarda unos 500 años en descomponerse. Si se consigue un envase reciclable y una cultura de ese reciclado, será más sostenible. Ahí entra un tema que es la cultura ciudadana. El envase también acaba en un contenedor que tiene que reciclarse. La industria podría aportar mucho más de lo que hace si trabajasen en el ámbito de la concienciación.

Orilla repleta de plásticos. Fuente: Pinterest

Pero no echemos balones fuera, la responsabilidad es de todos, y cada uno de nosotros podemos hacer algo por remediarlo. Según un nuevo informe de la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas)  “sólo el 25% de los alimentos que desperdiciamos salvaría la vida de las 795 millones de personas que están en riesgo de morir por desnutrición y bastaría para cubrir las necesidades de los 870 millones que padecen hambre”. ¿Por qué consumimos más de lo que necesitamos? Existe un desequilibrio entre los países dónde se tira esa comida y aquellos en los que no hay recursos para producirla. Quizás la innovación debería estar ahí, en conseguir que produzcan esas tierras estériles y que la educación nos enseñe a no malgastar lo que tenemos.

Es muy importante educar al consumidor y que éste responda, que sepa hacer una buena elección. Afortunadamente cada vez hay una mayor concienciación hacia la sostenibilidad del planeta. Nos preocupa alimentarnos bien y que nuestros hábitos no destruyan nuestro entorno, el problema es que no sabemos como hacerlo. Existe un exceso de información, a veces orientado por las modas o los intereses culturales y económicos. ¿Cómo saber discernir y encontrar ese equilibrio? Deberíamos formar en primer lugar a todos los niveles, no solamente a la población en general, si no también al agricultor, al ganadero, introducir una educación alimentaria en los colegios.

Salud y equilibrio

¿Cómo saber lo que es saludable para nuestro cuerpo? En la última parte de la conferencia Rafa Juan remarcaba la importancia de leer las etiquetas de los productos, que sin duda ofrecen la información veraz que muchas veces distorsiona su marketing. Muchas bebidas y alimentos son calificados como light, pero cuando miras su etiqueta descubres que no se diferencian tanto de su producto original.

Bollería industrial. Fuente: Pinterest

En tal caso, ¿Es malo consumirlos? Siempre se ha dicho que no es bueno comer bollería industrial, sin embargo, como dice Cruz Martínez, hay alimentos de consumo cotidiano y otros de consumo esporádico o frecuente, y hay que saber diferenciarlo. “Se necesita aumentar el nivel de azúcar en sangre. El problema viene cuando el ciudadano no ha sido responsable de su salud, ha padecido la desinformación, obesidad… y entonces queremos coger el toro por los cuernos poniéndole parches” comentó la especialista. Podemos tomar un bollo el fin de semana, y beber un refresco azucarado. El problema es que se pretende hacer más saludable el refresco para que sustituya el agua. Al final el pilar de una alimentación saludable es hacer selecciones equilibradas.

Para finalizar, nos lanzaba una pregunta al aire: “¿Son saludables los productos biológicos u orgánicos?”. El ciudadano toma una inercia a la hora de escoger estrategias para ser actor involucrado en la sostenibilidad. Opta por un consumo preferente en productos biológicos, o en usar menos plásticos, pero a veces los propios gestos son contraproducentes con el objetivo que quiere conseguir. El propio consumidor no ha apreciado ese tipo de producto por una cuestión estética. Generalmente ese tipo de productos son más ricos en nutrientes y aromas pero no pueden mantener la misma apariencia que los otros. Por ejemplo, las verduras o frutas son más pequeñas y menos brillantes. El consumidor tiene que pensar que la responsabilidad de su salud es de él, y que la presentación o aspecto del producto no es lo importante.

Nuestro granito de arena

Seamos consecuentes con las cosas que exigimos. Nos asusta el cambio climático, nos escandalizamos con imágenes de océanos repletos de plástico, queremos empresas comprometidas con el medioambiente, pero no somos capaces de actuar por nosotros mismos. Es muy fácil señalar con el dedo y no mirarse a uno mismo. Pongamos nuestro granito de arena, con pequeñas acciones diarias se consiguen grandes resultados.

46 respuestas de NO ES SOSTENIBLE NO SER SOSTENIBLE

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