Toma de decisiones: Cómo no adentrarse en un laberinto sin salida

Diariamente los seres humanos nos enfrentamos a un constante proceso de toma de decisiones en nuestra vida cotidiana: qué alimentos vamos a consumir, cómo vamos a desplazarnos, etc. Las empresas están compuestas por seres humanos por lo que no quedan fuera del proceso de toma de decisiones.

Tomar decisiones de forma correcta es uno de los mayores retos a los que se enfrentan las organizaciones ya que de ello dependerá el buen desarrollo o no de las mismas. Son numerosas empresas las que han fracasado por tomar malas decisiones, pero ¿cómo se llega a tomar una mala decisión?

Daniel Kahneman y Richard Thaler, padres de la economía conductual, introdujeron la teoría de los sesgos cognitivos la cual establece que existen una serie de influencias emocionales y patrones que no permiten que los individuos sean capaces de interpretar de manera adecuada la información que reciben.

Pongamos un ejemplo a modo de aclaración. Imaginemos que debemos elegir entre escoger un camino u otro para llegar a la cima de una montaña. Si estamos convencidos de que uno de ellos es mejor alternativa que el otro y únicamente buscamos argumentos a favor de nuestra elección, no seremos capaces de identificar las limitaciones de la misma del mismo modo que tampoco seremos capaces de argumentar cuáles son los beneficios de escoger la otra ruta alternativa.

Por tanto, a la hora de tomar decisiones es muy importante tratar de eliminar los sesgos cognitivos ya que estos pueden llevarnos a tomar decisiones erróneas que nos conduzcan al fracaso. Tomar una decisión teniendo en cuenta las opiniones de aquellos que piensan igual que tú, puede llevar al error. Será necesario tener en consideración las opiniones y los puntos de vista de aquellos que discrepan para de esta forma poder tener una visión más global de la situación que permita evaluar otras alternativas que hasta entonces no se habían planteado.

Una buena o mala gestión en el interior de las organizaciones dependerá de la toma de decisiones. Es por ello que las mismas deben ser informadas y estar basadas en alternativas. Para ello, se deberán tener en cuenta las ideas aportadas por las personas que estén involucradas en la decisión. Será necesario fomentar la participación de todos los miembros y se deberán respetar y agradecer las ideas ofrecidas sin discutirlas o criticarlas.

Según David A. Garvin, uno de los mayores problemas que envuelve la toma de decisiones es el hecho de que “en ocasiones, las personas se quedan atrapadas en sus opiniones, y no llegan a ver otras formas de pensamiento diferentes”. Evitar esto será crucial para no caer en una mala decisión.

Una vez generadas diferentes alternativas, las mismas deberán ser sometidas a un proceso de evaluación que nos permita decidir cuál será la alternativa seleccionada. En este sentido, resulta de vital importancia descubrir cuáles son los aspectos importantes que no se están teniendo en cuenta.

Para ello, me gustaría traer a colación el ejemplo que expone Simon Cohen, fundador de Global Tolerance, quien hace referencia a Dharma Hsin Tao para explicar que cuando a la hora de tomar una decisión nos encontramos ante un número de opciones finitas, debemos hacernos preguntas para de esta forma detectar qué es lo que estamos pasando por alto, el espacio entre los dedos al que hace referencia Dharma Hsin Tao.

Si algo he aprendido a lo largo del curso, es que, en muchas ocasiones, mi forma de tomar decisiones no era la correcta. Adoptaba decisiones sin tener en cuenta las opiniones que contrariaban mi pensamiento considerándolas erróneas y sin fundamento y cuando tomaba malas decisiones, era incapaz de sacar el trasfondo de la misma y aprender del error.

Con la realización del curso, he detectado que es realmente cuando cometes un error al tomar una decisión cuando más puedes aprender. Aunque en primera instancia una decisión fallida pueda suponer un fracaso, hay que ser capaz de ver el error como una oportunidad de mejora y aprendizaje. Sacar conclusiones de los errores cometidos es, sin duda, el mejor de los aprendizajes que obtendremos a la hora de tomar decisiones.   Lo importante es ser capaz de analizar y entender cuáles han sido los motivos que nos han llevado a ejecutar esa mala decisión y aprender de ellos. Si no somos capaces de ello, lo que en su día fue una mala decisión, en un futuro podrá ser el pasaje a un laberinto sin salida.

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