¿Tropezaremos otra vez?

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Probablemente una de las palabras que más hayamos escuchado desde marzo del año pasado sea “crisis”: crisis económica, sanitaria, social… Pero ¿qué significa realmente este término?

Según la RAE, se trata de un “cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados”; y de una “situación mala o difícil”. Es decir, que, cuando se da una situación así, se hace referencia a un periodo difícil en el que las circunstancias cambian constantemente y que nos obliga a ir modificando nuestro comportamiento.

Antes estábamos acostumbrados a tener las cosas bajo control. Sin embargo, la llegada de la Covid-19 trastocó nuestros planes y nuestro mundo. Son muchos los que opinan que esta pandemia ha dejado algún aspecto positivo como el hecho de aprender a gestionar situaciones inciertas y caóticas.

¿Y cómo exactamente se hace esto? Una de las claves principales es reaccionar de manera rápida. Sin embargo, lo que suele ocurrir en la mayoría de las ocasiones es justo lo contrario. Al vernos sumidos en una situación desconocida y de la que no tenemos referentes, es común entrar en pánico, agobiarse y quedarse paralizado.

Pero debemos recordar que, en esas ocasiones, los acontecimientos se suceden muy rápido, no podemos esperar a que alguien tome la decisión por nosotros. Debemos asumir el riesgo de equivocarnos porque las consecuencias de no hacer nada son aún peores.

Esto no quiere decir que actuemos sin pensar; sino todo lo contrario. De hecho, una de las recomendaciones es tratar de reunir la mayor información posible, pidiendo la opinión de expertos y luego formular un plan estratégico. Ahora bien, hemos de estar preparados para el surgimiento de nuevas circunstancias que nos obligarán a modificar la estrategia. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Tener un plan B? Lamentablemente, en situaciones como esta, no basta con tener un plan B, C y D. Se necesitarían tantos plantes como letras del abecedario. Esto para muchas personas a las que les gusta tenerlo todo controlado es una mala noticia, sí, pero es la realidad y hay que adaptarse. Por eso, cuando formulemos nuestro plan para afrontar una crisis, debemos de ser flexibles y estar preparados para realizar variaciones.

Otra de las cuestiones que surgen en esos momentos es qué decisión hay que tomar. Nadie tiene la respuesta porque no ha habido un precedente exactamente igual que podamos imitar. 

Estos consejos prácticos son muy útiles y si los usamos para analizar todo lo ocurrido hace más de un año, probablemente encontremos aspectos que se podrían haber gestionado mejor si se hubiesen aplicado estos consejos. Pero de todo se aprende, ¿no?

Sin embargo, una de las dudas que me rondan es si seremos capaces de aplicar esa lección en el futuro. Pese a que todos esperamos no volver a vivir una pandemia mundial, seguramente tendremos que enfrentarnos a otras crisis diferentes a lo largo de nuestra vida; ya sea a nivel personal o profesional. Es decir, tendremos que actuar en situaciones confusas, nuevas, caóticas y difíciles ¿Y qué haremos en ese momento? ¿Cambiará nuestra forma de afrontar la situación o aflorarán viejas costumbres y sentimientos como la ansiedad, el miedo y la paralización? Aunque ya se sabe que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, tendremos que depositar nuestra confianza en la sociedad.

REFERENCIAS

crisis | Diccionario de la lengua española. (s. f.). «Diccionario de la lengua española» – Edición del Tricentenario. Recuperado 4 de junio de 2021, de https://dle.rae.es/crisis?m=form

Harvard Manage Mentor. (2021, 18 marzo). Spark. | Harvard ManageMentor. Harvard Business Publishing Education. https://myhbp.org/ping/sp/startSSO.ping?PartnerIdpId=sp%3Acl%3Ahbsp%3Asaml2&TargetResource=https%3A%2F%2Fmyhbp.org%3A443%2Fhmm12%2Fauthenticate%3Fcontinue%3D%252Fcontent%252Fcrisis_management%252Flandingpage.html

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