Esta tarde, he tenido la oportunidad de participar en la mesa redonda del ciclo de conferencias On The Edge de ESIC sobre la reducción de las desigualdades sociales y el motor de crecimiento que pueden suponer estas.
En un primer momento hemos sobre las diferentes definiciones de desigualdades y como estas no siempre son reconocibles a primera vista. Hemos comentado y reflexionado sobre los datos que recientemente ha publicado Caritas, como el del número de pobres que ha aumentado en un 22% en la Comunidad de Madrid, y hemos discutido sobre como este porcentaje abarca a familias que debido a las desigualdades que se perpetuan en la sociedad (brecha de genero, diferencia de oportunidades, etc.) no logran alcanzar los servicios vitales con un nivel de calidad adecuado. Recalcando que muchas de estas familias si que tienen servicios de educación gratuitas y sanidad pero no de calidad como la que disfrutan multitud de familias más privilegiadas.
El papel que tiene la educación en el proceso para erradicacar las desigualdades es clave y central, ya que tanto la educación en los primeros años de vida como la educación superior nutren a las futuras generaciones de conocimientos y valores que les serán indispensables para lograr una vida llena de oportunidades. Una posible mejora de este sistema sería la de democratizar también la escuela de 0 a 3 años a la que actualmente solo se accede de manera privada. Con medidas de esta índole se pretende incluir a las familias con situaciones más adversas en una educación completa desde la primera etapa vital.
Esto me lleva a la segunda reflexión que me ha surgido durante la mesa redonda y está relacionado con la empatía que debe despertar en nosotros el conocer las injusticias y desigualdades actuales. Para empatizar, yo creo que es muy importante hacer un ejercicio de autoevaluación de nuestras vidas y de nuestros privilegios. No dando así por sentado las oportunidades que hemos sido tan afortunados de tener, si no dandoles el valor y la gratitud que merecen. Una vez realizado esta observación, creo que podremos ver con mayor facilidad como estas oportunidades no llegan a todo el mundo y como esto lastra a la sociedad en su conjunto. Porque si se alcanzara una igualdad de oportunidades para todos, el crecimiento y progreso sería inevitable, ya que a más mentes formadas y preparadas para los futuros desafios más facil será superarlos.
A modo de cierre, me gustaría recordar el poder que tienen las generaciones venideras que pueden derribar las tradiciones e injusticias y crear empresas que sean más inclusivas y justas. Porque a la hora de reclutar talento para las empresas todavía hay mucho trabajo por hacer y barreras que derribar. Y porque perpetuar las injusticias no es una opción en el futuro hacia el que aspiramos.
Me encanta el título, es verdad que nos hace fallta un cambio para mejorar estos temas en el futuro. ¡Enhorabuena por el artículo!