¿Se puede cambiar el mundo con solo observar? Yo creo que sí.

Imagínate que entras a una entrevista de trabajo y el entrevistador te da un tronco y te dice que lo partas con las manos. “¡Imposible, necesitaría un hacha!”, le dices. Pero él te dice que él si puede, que toda la gente de la empresa puede, y que no necesitan hachas. Cortar troncos no tiene nada que ver con el trabajo que vas a hacer, pero igualmente, te descartan. 

Ahora imagínate que en vez de en una entrevista te pasa en diez. O en cien.  

Hay muchas personas en situación de desigualdad, que necesitan de ciertas herramientas para hacer algo que tú o yo, vemos como habitual. Pero nosotros también necesitamos herramientas; seguro que has necesitado una escalera para llegar un sitio alto, es probable que lleves gafas o hayas usado alguna vez una lupa para ver mejor, y no creo que hagas habitualmente más que unos pocos kilómetros por tu propio pie.  

Aunque haya gente alta, con una vista perfecta y capaz de correr maratones, no quiere decir que tu o que yo seamos peores. La diversidad funcional es algo que todos tenemos.  

Todo esto te puede llevar a pensar, entonces ¿la desigualdad es algo que se ve a simple vista? Si todos somos en cierta manera desiguales, ¿dónde está la desigualdad? 

Bajo mi punto de vista, la desigualdad es algo que nosotros creamos. Al tomar decisiones que solo tienen en cuenta a la mayoría, al no mirar más allá de lo que es habitual para nosotros.  

Y en mi vida he observado el impacto que puede generar este desconocimiento de las circunstancias de las personas: becas de estudios que se pagan con posterioridad al gasto, haciendo que las familias que no pueden afrontar el gasto de primeras no puedan acceder a la beca, ayudas a la pobreza para las que se requiere domicilio, teléfono o email, o incluso instalar una rampa demasiado estrecha para los carritos o sillas de ruedas para los que fue instalada.  

Como decía antes; imagina que esto no pasa una vez, ni diez, ni cien, sino muchas más. Esto genera que algunas personas sean tratadas como “ciudadanos de segunda” pagando por servicios que solo van a poder disfrutar de manera parcial o no disfrutar en absoluto. Para muchos, esta serie de obstáculos constantes a todos los niveles puede suponer una importante barrera, que les impida perseguir sus objetivos personales y alcanzar su verdadero potencial. 

La desigualdad también se genera al no usar este conocimiento para ponernos en el lugar del otro, ignorar las necesidades de los demás cuando nos resultan incómodas o nos suponen un esfuerzo extra. Conocer de verdad, implica empatizar con todas las personas, especialmente si, como responsables, son personas a nuestro cargo, con las que tenemos una importante responsabilidad. 

Por todo esto, creo que con el pequeño gesto de conocer, de preguntar, y de tener en cuenta a las personas de nuestro entorno con todas sus aptitudes y capacidades, sus problemas y sus oportunidades. En conclusión, cambiar el mundo con solo observar.

Créditos: Fotografía de Marco Bianchetti en Unsplash.

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