Se podría decir que el capitalismo lleva detrás nuestra bastantes años, en los que ha ido evolucionando según nuevos hábitos o costumbres de la sociedad. La Real Academia Española lo define como un sistema económico basado en la propiedad privada sobre la libertad de mercado y medios de producción.
Actualmente la sociedad en la que vivimos sigue en constante queja por este capitalismo que se sigue desarrollando, pero ¿Hasta qué punto es positivo? No a todo el mundo le sienta igual ni le conviene según sus principios o pensamientos. Con ello se quiere referir a la división de poderes adquisitivos que existen por los cuales, lo más comúnmente que hay es una clase alta la cual está a favor. Por otro lado, una clase social más media baja si suele estar más disputado y divido en función a lo comentado anteriormente respecto a principios e ideologías.
Van existiendo nuevos roles que aportan las empresas, dándole un valor de sostenibilidad y cohesión con los stakeholders. Darle un trabajo digno, o simplemente comida a familias desfavorecidas que no pueden favorecerse de estas situaciones en tiempos como estos, son situaciones actuales los cuales no son justos para la sociedad en la que vivimos.
“Los ricos son más ricos, y los pobres más pobres” está frase que transciende desde hace muchos años, hoy en día sigue siendo cierto y está pasando. ¿Por qué pasa esto? Pasa por cada crisis que por desgracia tenemos que atravesar. Ahora, con el COVID-19 tenemos una situación muy parecida, donde se ha tenido que paralizar las economías de los países, cerrando por completo miles de comercios. Esto afecta de forma directa a pequeños empresarios que no solo pierden dinero ellos, deben de despedir a su plantilla de trabajadores o hacer Ertes donde pueden dejar de llevar ingresos a sus casas, afectando a su entorno familiar.
También son los consumidores los que juegan un papel importante, y las empresas o el mercado en general, intentan buscar soluciones para ellos y darles las necesidades que requieren. La “Consumocracia” o también dicha como compra inteligente por parte de los consumidores, se ha analizado que el 76% estaría dispuesto a pagar más dándole el valor a la calidad precio que en la que oscile el producto. Se ve en alza el hecho de que las empresas tengan un compromiso de sostenibilidad para la compra más consciente por parte de los consumidores, ya que les reporta un sentimiento de realización por su parte con el hecho de la compra de dichos productos.
La procedencia de los productos es algo el cual los consumidores cada vez más se fijan para ver incluso que los productos que compran son del mismo origen de su país. Incluso como están producidos dichos productos, donde proviene sus materias primas y condiciones laborables que proporciona la empresa sus trabajadores. Estamos convirtiendo las empresas de forma indirecta en una preocupación para hacerles ver que lo que importa no es solo su beneficio, sino la calidad, cualidad y su forma de gestión mediante una labor sostenible.
Con respecto a formación, toda empresa debería implantar una
línea de formación hacia sus trabajadores, donde tenga legitimidad y apoyar la descentralización
de la crítica. Con ello se creará un desarrollo de los empleados de forma profesional
y personal, en lo que a la empresa le cabe, reportará beneficios a la compañía a
largo plazo. Son inversiones que no requiere de un gran riesgo, ya que es formación
que les inculcan valores a los empleados y con ello le interesa bastante a una
empresa la cual tengan sobre todo personal de una edad más avanzada. Esto resulta
porque el hecho de tener a personas de dicha edad, pueden tener un pensamiento
más criado a la antigua, por lo que este tipo de formación puede enriquecerle para
tener otro punto de vista de sus pensamientos.
BIBLIOGRAFIA:
ASALE, R. – y RAE (nd). capitalismo | Diccionario de la lengua española. [en línea] “Diccionario de la lengua española” – Edición del Tricentenario. Disponible en: https://dle.rae.es/capitalismo.