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Trayectoria y estrategias de emprendimiento en mujeres · págs. 176 a 195
el cambio radical en la situación de la mujeres en
el siglo XXI, ya que en el siglo XX se obtuvieron
grandes beneficios como el derecho al voto, a ser
electas, trabajar en centros de educación, entre
otros muchos roles sociales, con base en estos
antecedentes se puede proyectar que el papel
de la mujer en sera fundamental con el paso del
tiempo.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional
del Emprendedor, al 2013 el 19 % de los empren-
dedores del país eran mujeres, lo cual se traduce
en cerca de 4 millones de emprendedoras. Por lo
que el crecimiento del emprendimiento femenino
ha presentado una evolución natural en razon del
papel de la mujer como parte de la fuerza laboral.
En México por definición son emprendedoras,
y lo hacen como forma de incremetar el ingreso
familiar (Rodríguez, 2013).
En los últimos quince años se ha observado la
entrada de muchas mujeres de todas las edades y
condiciones sociales, casadas, viudas, divorciadas o
solteras al frente de pequeñas empresas. Y aunque se
ha difundido mucho de que la crisis de los ochenta
fue la que orilló a muchas mujeres a buscar ingresos
y trabajar, tambien estamos presentaciando un cam-
bio fundamental de actitud que, es ya irreversible
(Grabinsky y Zabludovsky, 2001: 27-28).
En nuestros días la particiación de la mujer en
el ámbito laboral va aumentando paulatinamente,
en el caso de México en las últimas cuatro deca-
das han aumentado su participación en el sector
económico, para el 2009 las mujeres trabajadoras
representaban un tercio de la población económi-
camente activa del país, y como empleadoras la
quinta parte en todo el país lo que hace suponer
que nos enfrentamos a un crecimiento de mujeres
emprendedoras (Zárate, Vega y Zárate, 2013).
El notable incremento de mujeres que trabajan
fuera del hogar, es considerado como una de las
tranformaciones sociales de mayor significancia hoy
en día. En México de tener en 1970 un 21 % paso
al 38 % en el 2010, identificandose un aumento en
las zonas urbanas, en especifico en el sector servicio,
en donde el numero rebaza consierablemente al de
los hombres (Zabludovsky, 2013).
Los antecedentes de la actividad empresarial han
mostrado varias circunstancias que surgen en torno a
la realidad de la incorporación de las mujeres al sec-
tor empresarial. Aparecen ciertos conflictos cuando
comienza a considerarse que la mujer está desem-
peñando una actividad tradicionalmente masculina,
esto es, dominada por los hombres, Aunado a esto,
afloran algunos cuestinamientos sobre el desempe-
ño de las mujeres y la multifuncionaliad tradicional
que deberá cubrir, como empresaria, esposa y mujer
(Molina, Contreras, y López, 2014: 278).
Según Flores-Estrada (2007) en el 90 % de los
países, es mayor el número de mujeres en el sector
de servicios. Por otra parte en todos los países,
con excepción de Honduras, Macao, China, las
Islas Maldivas y Marruecos, el número de hom-
bres empleados en la indistria es superior a un
que el de las mujeres.
Durante las últimas tres decadas, la participación de
las mujeres en el mercado laboral y empresarial se
ha incrementado de manera notable, no obstante,
la atención de los especialistas se ha centrado en la
participación de lass mujeres asalariadas y no en
las que se dedican a las actividadees empresariales,
por lo cual en el terreno de las ciencias sociales
de México y América Latina existe una insuficiete
información sobre el tema. Esta limitación ha sido
señalada tanto en los trabajos que estudian a las
mujeres empreadoras (De la Paz,2009); Villagómez,
2004; Serna, 2001: 91-92; Zabludovsky, 1993b,
1998, 2001 a) como en los que se encuentran en las
microempresas en los nivles de subsistencia (Suarez
y Bonfil, 2004:12) (Zabludovky, 2013:43)
La organización internacional del trabajo (OIT,
1998) afirma que las mujeres tienen aproxima-