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CAMAPAÑA GANADORA OPERACIÓN NAVIDAD 2025
Alba Cubells es estudiante de 2º de GRCOM y este año ha conseguido algo que muchos creativos persiguen: que una idea trascienda el papel y conecte con las personas. Su propuesta ha sido la elegida para representar Operación Navidad 2025, una campaña que pone en valor la creatividad con propósito. Hoy hablamos con ella para descubrir cómo nació el concepto y cómo una imagen tan sencilla puede convertirse en un mensaje poderoso.
¿Cómo describirías en pocas palabras el concepto central de tu campaña?
El corazón de la campaña se centra en un instante muy concreto: la decisión. No se trata de ver a alguien más ayudando, sino de colocarte a ti, en primera persona, frente a esa elección. Por eso he trabajado con un POV (Point of View) que hace que el espectador se identifique inmediatamente con este gesto, aparentemente cotidiano, convirtiéndolo en una metáfora poderosa de conciencia, empatía y responsabilidad social.
¿Cómo integraste el valor del pensamiento crítico en tu propuesta?
Lo integré precisamente desde el contraste. En Navidad, todo está envuelto en luces, exceso y mensajes que hablan de “hacer la Navidad más especial”. Y justo ahí decidí romper la narrativa: en medio de ese supermercado tan decorado, aparece un paquete de arroz. Nada navideño, nada aspiracional… y eso es lo que despierta el pensamiento crítico.
La campaña obliga a la audiencia a frenar un segundo y preguntarse: ¿cómo es posible que algo tan básico pueda “mejorarle la Navidad” a alguien? Ese choque entre lo que nosotros damos por hecho (una Navidad llena de regalos) y lo que otras personas realmente necesitan genera la reflexión que buscaba con este contraste. Y es así como un gesto tan cotidiano como comprar arroz, que normalmente pasa desapercibido, se convierte en una herramienta para cuestionar prioridades y desigualdades.
¿Qué mensaje querías transmitir a los públicos objetivo (alumnos, profesores, personal)?
Quería que todos entendieran que la solidaridad no siempre requiere un sacrificio enorme; que puede empezar con un gesto pequeño pero significativo que todos se pueden permitir. Y mostrar que un acto cotidiano que casi no tiene coste para uno puede transformar la Navidad de alguien más, invitando a alumnos, profesores y personal a revalorizar la importancia de sus decisiones diarias. La clave que ha hecho posible transmitir este mensaje ha sido el uso del POV, un recurso que sabía que mi publico objetivo iba a reconocer al instante, ya que es muy usado en redes sociales y contenidos digitales de tendencia.
¿Cuál fue el mayor reto durante el desarrollo de la campaña?
Lo difícil no fue diseñar, sino contenerse: eliminar todo lo que pudiera distraer del gesto central. Convertir una acción tan común como poner un paquete de arroz en la cinta del supermercado se percibiera como poderoso, sin necesidad de largas explicaciones ni elementos decorativos que distrajeran del mensaje. La verdadera complejidad estuvo en encontrar ese equilibrio: traducir un concepto abstracto como son la solidaridad en una pieza visual simple, pero no plana; directa, pero no obvia; y emocional sin necesidad de dramatizar. Lograr que un gesto tan común se sintiera relevante fue, sin duda, el desafío más grande.
¿Qué herramientas o técnicas utilizaste para dar forma a tu diseño?
Para construir la pieza utilicé Affinity y Gemini. La nueva versión de Affinity by Canva salió hace a penas unas semanas, y Gemini sigue siendo una herramienta relativamente reciente, pero justo por eso me parecían interesantes: trabajar con plataformas nuevas te obliga a salir del piloto automático y a experimentar, y muchas veces de ahí salen resultados más frescos.
El punto de partida fue una fotografía real tomada en 0.5x dentro de un supermercado. No solo porque una imagen potente hace medio trabajo, sino porque necesitaba que la IA entendiera exactamente la perspectiva de cámara que quería: la inclinación, la distancia, la cinta… para que el POV pudiera sentirse real y a la altura de nuestros ojos.
A partir de esa base, fui afinando la imagen en Gemini y Affinity hasta alcanzar la atmósfera adecuada: el fondo ligeramente desenfocado para dirigir la mirada al arroz, la iluminación más limpia... Cada detalle (la composición, el copy…) fue trabajado con intención. Nada está puesto al azar ni por decorar: todo tiene un porqué, desde la perspectiva hasta la textura del ticket.
¿Hubo algún momento clave en el que tu idea dio un giro importante?
Sí, desde luego. Fue cuando decidí que el centro de la campaña no sería un producto navideño (que fue la idea original), sino un paquete de arroz. Ese cambio lo transformó todo. Pasamos de una campaña que podía haber sido simplemente “navideña” a una que invitaba a reflexionar de verdad.
El arroz es lo contrario a la estética de la Navidad. No es bonito. No es un capricho. No es aspiracional. No aparece en ninguna lista de regalos. Es arroz: lo más esencial, básico y universal. Y precisamente por eso funciona y es el símbolo perfecto para mi campaña.
Nadie ha encontrado arroz bajo el árbol el día 25 de diciembre, y sin embargo, para muchas personas, tenerlo significa poder cenar. Ese contraste entre nuestra Navidad (llena de detalles, planes y excesos) y la de quienes solo necesitan lo básico fue lo que dio sentido al concepto.
¿Qué significa para ti que tu creatividad contribuya a una causa solidaria como la de Villa Teresita?
Para mí significa descubrir una dimensión diferente de lo que hacemos. Normalmente trabajamos pensando en resultados, entregas, estética o impacto comunicativo. Pero cuando una idea trasciende todo eso y se convierte en algo que ayuda realmente a alguien, la creatividad adquiere otro valor.
Es algo que va más allá de lo profesional; es profundamente gratificante ver que algo que nace en mi cabeza (una idea, un diseño o un pequeño detalle visual) no se queda solo en un cartel: puede tener un efecto positivo real en la vida de otra persona, aunque sea con algo tan sencillo como un paquete de arroz. Y ese salto (del diseño a la vida real) es impactante. Te cambia la manera de trabajar, porque ya no buscas solo que la pieza funcione, sino que funcione para alguien. Te obliga a pensar con más empatía, más responsabilidad y más intención. Y, sobre todo, te recuerda que detrás de cada campaña hay personas de verdad, no solo métricas. Eso, para mí, es lo más valioso: sentir que mi trabajo tiene un propósito y que todo el esfuerzo vale la pena.
¿Qué consejo darías a otros estudiantes que quieran participar en futuras campañas?
Que empiecen por algo básico: observar. Las buenas ideas salen de entender cómo piensa y qué siente la gente a la que te diriges. Si tu insight es bueno, la campaña prácticamente se escribe sola porque toca algo real.
También diría que no se obsesionen con hacer algo grandilocuente. Muchas veces lo más efectivo es lo más sencillo, siempre que esté basado en una verdad honesta y se comunique desde un lugar auténtico. Las ideas claras, directas y bien enfocadas suelen conectar mucho más que las complicadas.
Y por último, que experimenten. Que prueben formatos, enfoques, herramientas nuevas... Al final, lo que te hace crecer no es repetir lo que ya sabes hacer, sino arriesgar un poco y ver qué funciona. Ese tipo de curiosidad y atrevimiento es lo que diferencia una campaña correcta de una que realmente destaca.
¿Te gustaría seguir trabajando en proyectos donde la creatividad tenga un impacto social?
Sí, porque son los proyectos que más te ponen a prueba y, al mismo tiempo, más te devuelven. No se quedan en un “wow… qué bien ha quedado”, sino en un “wow… esto ha servido para algo”. Al final, cuando una idea tuya consigue mover a alguien, aunque sea un poco, descubres que la creatividad también puede ser una herramienta de cambio. Y eso no solo motiva, sino que te deja con ganas de buscar el siguiente reto donde puedas volver a aportar algo de verdad.

La campaña de Alba no solo ha ganado un concurso, ha abierto una conversación. . Y quizá ese sea el auténtico valor del diseño cuando se pone al servicio de los demás. Desde ESIC, seguimos apostando por proyectos que impulsen el crecimiento de nuestros estudiantes y den voz a iniciativas con impacto real. Este reconocimiento es solo el comienzo de un camino prometedor.
