Nuevos mercados, modelos de negocio, hábitos de consumo. La transformación de los entornos empresariales obliga a las empresas más tradicionales a adaptar sus estructuras para ser más competitivas frente a las nacidas en plena era digital.
Un reto que implica que nuevos especialistas tomen en control de departamentos que deben afrontar importantes refundaciones. Este es el caso de las áreas de marketing, obligadas a evolucionar en torno conceptos y formatos de trabajo estrechamente ligados a las nuevas tecnologías.La transformación digital ha introducido dinámicas que requieren necesariamente de una implicación transversal de toda la organización. La estrategia, el propósito, el Big Data o la implantación de modelos predictivos son claves que alejan al responsable de marketing del centro de poder y los órganos de decisión. Principios esenciales que si no se incorporan a sus rutinas acabarán abriendo un abismo entre sus objetivos y los de la compañía.