Profesor en ESIC y experto reconocido en Relaciones Públicas. Fundador de la agencia Túatú Social Media & PR.
El presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden, ha comenzado a sentar las bases de su Gobierno una vez que Donald Trump ha reconocido tácitamente (aunque no de manera expresa) que el demócrata ocupará la Casa Blanca a partir de enero del 2021.
Según Infoadex, la caída de la inversión publicitaria en el primer semestre de 2020 ha sido de un 27,9 por ciento, lo que ha puesto en una situación dramática a muchos medios de comunicación que ya se enfrentaban a un contexto complicado ante los cambios vertiginosos en el consumo de información de la población española.
Una predicción que se ha hecho para el año 2020 es que la reputación de las personas y las organizaciones será cada vez más hackeable, lo que dará lugar a muchísimas dudas sobre lo que es real y lo que no lo es. Esto generará un impacto profundo y quizás definitivo en la imagen que la sociedad, los inversores y los poderes públicos tengan sobre cientos de empresas e instituciones, así como de personas anónimas, políticos y celebridades.
Desde hace algún tiempo, muchos altos directivos de grandes agencias de publicidad en todo el mundo (también en España) afirman sin rubor que han dejado de usar o se han borrado de Facebook, pero que gestionan millones de euros en presupuestos publicitarios destinados a social ads, es decir, a promover a sus clientes en redes sociales entre las que destacan Facebook e Instagram. Muchos lo dicen públicamente en congresos que luego tienen gran repercusión.